Karuta 012 • Pablo Cabrera

Pablo Cabrera (Buenos Aires, 1975) estudió Diseño Gráfico y se formó durante cuatro años en el Instituto Universitario Nacional de Arte, donde se interesó particularmente por el dibujo y el grabado. Asistió al taller del dibujante Elenio Pico. En el 2017 asistió a la clínica de obra dictada por Gabriel Baggio. Entre 2008 y 2009 participó de Canasta (espacio multidisciplinario, biblioteca, videoteca y sala de muestras). Dictó clases de dibujo en Taller Canoa, un lugar de experimentación creado junto a Julián Gatto y Maricel Nowacki. 

Ha participado en numerosas muestras colectivas e individuales, tanto a nivel local como internacional. En 2011 fue invitado a colaborar en un proyecto de artes visuales para BMW Guggenheim Lab (Nueva York). En 2015 inició un proyecto personal que culminó en 2016 con dos exposiciones en Tokio, apoyadas por la Embajada de Argentina en Japón. En 2019 presentó La siesta de las piedras, curada por Mario Scorzelli y Luciano Murúa, en Miranda Bosch Gallery.

Pablo Cabrera realiza, a través de múltiples técnicas, series de obras que construyen con unos pocos elementos un contundente universo narrativo. Con elementos que podrían encontrarse también en la estampa japonesa, sus dibujos y pinturas a tinta producen un clima minucioso y perfeccionista aunque también dotado de misterio. Las paletas son reducidas a unos pocos colores y se presentan como una insinuación. 

Recorriendo desde la cerámica esmaltada hasta el grabado, las tintas, el dibujo, y la instalación escultórica y de piezas de pared ejecutadas con la técnica japonesa de la cerámica raku, Cabrera propone una iconografía muy personal que incluye pequeños personajes a los que es difícil verles la cara, troncos y árboles y elementos del paisaje como ríos, piedras y montañas. Pivotando entre la ternura y lo siniestro, Cabrera construye imágenes de un cuento sobre las relaciones entre lo humano, sus ambientes domésticos y la naturaleza.

La imagen: Pablo Cabrera, sin título (en La siesta de las piedras), 2019, cerámica raku

Este relieve se origina en China en el siglo XVIII. Representa una escena con un pabellón en la ladera de la montaña junto a un río, rodeado de vegetación. Hay personajes dentro y en las terrazas del pabellón y también en botes sobre el río realizando distintas acciones. El conjunto posee un marco de madera tallada y un vidrio para protegerlo.

La escena muestra la cotidianeidad en la administración confuciana donde cada una de las tareas están distribuidas conforme al rango. En el pabellón se encuentran los funcionarios con sus trajes tradicionales, mientras que los pescadores en sus botes poseen un ropaje más sencillo, su cabeza descubierta y sin barba.

La estructura está realizada en madera con aplicaciones de metal en las montañas, parte del pabellón y algunas plantas, y de marfil en las cabezas y las extremidades de los personajes. El color turquesa tornasolado proviene de plumas de martín pescador que recubren parte de la superficie del relieve. Por mucho tiempo en China el plumaje de estas aves se comerciaba en un alto valor, como la seda, las piedras preciosas o las especias, y se usaba para decorar abanicos, joyas, adornos y mobiliario.