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Museo Nacional de Arte Oriental

ORIENTADOS: Japón outsider

Por Alejandra Mizrahi y Agustín González Goytía

Si el arte outsider es outsider en tanto y en cuanto bordea los márgenes institucionales y normativos del arte tal y cual lo conocemos, creemos estar seguros de haber vivido una experiencia de esta naturaleza. En un lugar en el que estamos al margen del lenguaje, de las costumbres, donde la idiosincrasia es muy diferente; sin poder leer los carteles, sin entender algunos rituales cotidianos, nos encontramos en una situación bastante similar a la de las personas llamadas discapacitadas. La discapacidad es esa dificultad de relacionarme con mis propias herramientas con un entorno determinado, hay una especie de cortocircuito con el contexto. Ahora, si se da la posibilidad para que personas y entornos se ablanden para modificarse, se abre un mundo de posibilidades inimaginables.

Durante los meses de julio y agosto de 2018 viajamos a Japón para participar de las actividades de Turn Fes 4 que se desarrollaron en el Museo Metropolitano de Tokio. TURN es un proyecto artístico dirigido principalmente por el artista japonés Katsuhiko Hibino. Comenzó en el año 2015 como propuesta principal de los programas culturales olímpicos y paraolímpicos de Tokio 2020. El proyecto está organizado por el Arts Council de Tokio, la prefectura de Tokio y la Universidad Geidai, de la cual Hibino es su actual decano. A propósito de este viaje visitamos Mizunoki Museum en la ciudad de Kameoka a veinticinco kilómetros de Kioto, en la región de Kansai. Fuimos invitados por Riko Okuyama, coordinadora de Turn Project, docente del programa Diversity on the Arts Projects de la Universidad de Artes de Tokio Geidai, y actual curadora del Mizunoki Museum.  

Turn en el Museo Metropolitano de Tokio

Mizunoki Museum fue fundado hace cinco años en la ciudad de Kameoka, con el objetivo de exhibir y dar conocer la producción de artistas outsiders locales. El museo cuenta con una gran colección creada en los años sesenta, gracias a las actividades desarrolladas en su Atelier que lleva el mismo nombre. Arte outsider generalmente hace referencia a las creaciones surgidas al margen de las academias y del mercado del arte. Históricamente como arte outsider se considera al arte producido por “locos” o personas con cierto tipo de discapacidad que se entregan de forma total a la actividad creativa, con urgencia y devoción, al margen del destino de aquella producción. En nuestro viaje por Japón estuvimos todo el tiempo en contacto con este tipo de arte, experiencia que nos abrió un nuevo modo de entender nuestra práctica artística.

Muestra de Takahashi en el Mizunoki Museum

Durante la visita al museo pudimos ver una muestra del artista Shingeru Takahashi. La misma contaba con obra reciente, pinturas en papel realizadas con felpas, lápices y crayones multicolores, en las cuales aparecían de modo reiterativo camiones, casas y estructuras, conformando diversos paisajes urbanos. Acompañando los dibujos y como parte de la exhibición había un video donde Takahashi aparecía trabajando en el entorno de la institución en la cual vive, acompañado de otros usuarios. Hoy el artista ya no reside en Mizunoki sino en otro centro en donde contínua pintando. Años atrás comenzaba este cuerpo de obra en el Atelier Mizunoki de la mano del artista Nishigaki Ghuighi. La exposición se realiza en dos instancias, una en la que se exhibe la obra actual, que es la que tuvimos oportunidad de ver, y otra etapa en la que se verá obra realizada durante su estadia en Mizunoki Wellfare, parte hoy de la colección del museo.

El edificio en donde se encuentra actualmente el museo funcionaba como una barbería, de la cual conserva en la puerta su tradicional poste de barbero. La actual muestra se distribuye en dos plantas. Para acceder a la planta superior debemos quitarnos los zapatos y ponernos las pantuflitas con las iniciales del museo bordadas. En la planta inferior hay una computadora accesible para quien quiera consultar el archivo de más de mil obras pertenecientes a la colección. Navegarlo nos llevó horas en las que descubrimos trabajos de gran expresividad y encontramos que una tras otra las obras daban cuenta del desarrollo de una lenguaje particular.  

Mizunoki Wellfare es una institución de bienestar social que alberga aproximadamente setenta personas con diversas situaciones de discapacidad. Entiéndase aquí la discapacidad no como algo inherente a la persona sino a la relación de esta con un contexto específico. Dicho centro fue fundado en la posguerra y desde sus comienzos el arte tuvo un lugar muy importante en su desarrollo y funcionamiento. Masako Numazu es la actual Directora del Mizunoki Museum y Riko Okuyama es la curadora. Aparte de trabajar juntas en este desafiante proyecto, Masako y Riko son madre e hija. Masako Numazu es trabajadora social y fue directora del Mizunoki Wellfare entre 1980 y 2010. Durante su gestión potenció las actividades artísticas que se desarrollaban en la institución a su llegada y trabajó fuertemente en visibilizar a los artistas que producían dentro de la institución.

Masako Numazu, nos cuenta la importancia que tuvo el profesor Nishigaki Ghuighi en el trabajo con los participantes de la institución durante los años sesenta y setenta. Ghuighi estimuló y coordinó las actividades artísticas enfocándose en el dibujo y la pintura. Gran parte de la colección del museo está formada por ejercicios y obras desarrolladas en el período en el que este artista/docente trabajó en el Atelier. Actualmente el Atelier sigue en actividad, con una frecuencia menor de trabajo al de aquella época. Conocimos el Atelier en donde vimos obras en proceso de los residentes. El ambiente era muy parecido al de cualquier taller de un artista contemporáneo, libros de referentes como Henry Darger, una variedad de materiales para trabajar, el caos y el orden necesarios para producir.


En el Atelier Mizunoki junto a Riko Okuyama y Masako Numazu

Mizunoki Wellfare es parte de una organización que posee numerosos centros en la Prefectura de Kioto. El centro consta de cinco unidades en las que viven aproximadamente unas quince personas en cada una de ellas, separadas de acuerdo a su genero, edad y/o necesidad de cuidados. Mizunoki tiene además cuatro casas rurales en las cercanías donde habitan grupos reducidos de personas que pueden vivir sin cuidados intensivos. Nos alojamos en una de estas casas donde convivimos por tres días con cuatro hombres mayores de 60 años que viven juntos hace 10 años. A la mañana temprano desayunábamos y nos encontrábamos en la habitación de estar en donde, alrededor de la TV, establecimos un diálogo particular, dibujando, por medio de señas y hablando a nuestra manera con las pocas palabras en japonés que conocíamos. Ohaio (buenos días),  Konnichiwa (hola!), Inee (bien), Oishi (delicioso). El inglés que nos había servido en gran parte del viaje para comunicarnos, aquí no tenía sentido. Por lo que empezamos a echar mano a lo que encontrabamos para relacionarnos. El dibujo se constituyó como el medio fundamental para comunicarnos.

Para crear vínculos tuvimos que inventar herramientas y mecanismos de comunicación con el otro. Descubrimos que cada relación con cada quien tiene y elabora su propio sistema vincular. Un mundo construido entre dos manos y dos cuerpos una fibra y un cuaderno, otro entre dos cuerpos y un diccionario, otro entre sonidos aparentemente sin sentido que construyen un idioma peculiar. Nos dimos cuenta que lo que habia que hacer era inventar la forma de relacionarse, y esta nueva forma no iba a ser unilateral sino mutua. Todo era tan diferente, que cuando creíamos que se iba por la derecha era por la izquierda. Por ello, nos entregamos a la experiencia de encontrar un lenguaje común más allá de los límites del propio.

En la sala de estar de la casa rural de Mizunoki Wellfare junto a los residentes

Okuyama nos cuenta que pasó largas temporadas en aquel centro durante los años de gestión de su madre. Convivió con los usuarios del Mizunoki Wellfare, experiencia que ha marcado su modo de entender la discapacidad, el arte y las instituciones de bienestar social.

En los pasillos de la institución cuelgan unas pinturas de un intenso azul que fueron hechas por  Takashi Yamazaki. Riko nos habla de su amidad con él, y lo importante que fue el tiempo que pasaron juntos en el centro. Según sus palabras, Takashi y los demás residentes le enseñaron otro modo de ver el mundo.

Nota: Toda la información volcada en este escrito fue extraída de entrevistas que realizamos a Masako Numazu y Riko Okuyama en Kameoka durante agosto de 2018. Estamos muy agradecidos a ellas por habernos invitado a conocer la institución y el fabuloso trabajo que realizan.