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Museo Nacional de Arte Oriental

Poesía china contemporánea

Entrevista a Miguel Angel Petrecca, traductor de Un país mental: 150 poemas chinos contemporáneos (Gog y Magog, 2011)

Por Tomás Dotta y Gimena Bilbao


Miguel Angel Petrecca es poeta, editor, traductor y ensayista, doctor en literatura china por el Institut National des Langues et Civilisations Orientales (Inalco, París). Vivió y estudió en Pekín, China, mientras recorrió parte del país para conocer personalmente a algunos de los poetas que conforman Un país mental: 150 poemas chinos contemporáneos (Gog y Magog, 2011). Sus traducciones de poesía y narrativa china incluyen, entre otras, Archivo 0 de Yu Jian (N direcciones, 2018), El invisible de Ge Fei (Adriana Hidalgo, 2018), Murciélagos al atardecer, antología de la poesía de Xi Chuan (Bajo la luna, 2017) y Kong Yiji y otros cuentos, de Lu Xun (Lom, 2016).

En diálogo con el Museo Nacional de Arte Oriental, aborda los desafíos de traducir y seleccionar el extenso corpus de la poesía china contemporánea, y su vínculo con la tradición y el extranjero.

En el enorme trabajo que debe haber significado la selección de esta antología, ¿cuáles son los elementos principales que consideraste para construir el corpus?

Básicamente juegan dos criterios: uno más objetivo, o pretendidamente objetivo, que tiene que ver con que sean autores significativos, representativos, y otro más subjetivo relacionado con el gusto, con mi gusto, ya que lo más importante es que, en la medida de lo posible, se lean como poemas en castellano. También, a veces, hay un criterio de exclusión que deja afuera poemas que a uno le parecen buenos, importantes, pero que tal vez no retienen en la traducción la misma fuerza.

¿A partir de qué elementos se puede vincular a estos autores nacidos luego de la fundación de la República Popular China con la tradición poética de ese país?

Es uno de los temas centrales de la poesía china moderna, que de hecho surge de una distancia con respecto a esa tradición (así como respecto a la lengua clásica), pero que, en diferentes momentos, de diferentes maneras, regresa sobre esa tradición. Hay alusiones, filiaciones (imaginarias o no), palabras e imágenes que permiten establecer lazos, lo que no quita que muchos poetas piensen a la poesía moderna por fuera de la tradición clásica.

¿Qué desafíos encontraste, como traductor, para trabajar en los diferentes registros y estilos de la poesía china que atraviesan el libro?

Creo que son los desafíos de la traducción, o mejor dicho de la traducción de poesía, en general. Desafíos que tienen que ver a priori, en este caso, no tanto con lo formal, porque los poemas están escritos en un verso que podríamos llamar libre, pero sí con la concentración de imágenes, la ambigüedad, la sintaxis extrañada, y también con el hecho de que el chino resulte a veces (no siempre) mucho más sintético que el castellano como lengua, lo que implica que al pasar al castellano el resultado se nos salga, por así decirlo, de caja, obligándonos a ajustes varios. De todas maneras, cuando traducís no por obligación sino movido por las ganas de hacer pasar de una lengua a otra un texto que te gusta, lo que te queda en el recuerdo son menos los desafíos que la pulsión y el placer que te empujaban para adelante en el proceso.

¿Qué importancia tiene la conexión de estos poetas contemporáneos con lo extranjero? Ya sea a partir de viajes al exterior de ellos mismos o de la llegada a China de prácticas o bienes de otros países.     

Bueno, ahí retomando lo de la pregunta 2, sí, la cuestión de la relación con la poesía extranjera es la otra cara de la pregunta sobre la relación con la tradición. La poesía moderna nace estrechamente asociada a la lectura y traducción de la poesía occidental, francesa, inglesa, incluso española. La lengua misma –el chino moderno– se vio reconfigurada a partir de todo este proceso de traducción. La relación con lo extranjero va cambiando a lo largo del tiempo, de las necesidades de cada periodo, y también de cada poeta, de su poesía y de cómo busca posicionarse en el campo poético. A fines de los 90 hubo de hecho una intensa polémica que dividió el campo de la poesía, y uno de los bandos acusaba al otro de “extranjerizado”, lo cual no quita que ellos mismos también estuvieran fuertemente influidos por la lectura de autores occidentales.

La ciudad (su dinámica, sus ruidos, olores y ritmos) aparece como un motivo recurrente en la selección. ¿Qué otros motivos recurrentes considerás destacables para entender este presente de la poesía china?

Sí, la ciudad es central, y en relación con la ciudad aparece, en algunos poemas, también una cierta crítica a los cambios violentos que se produjeron, sobre todo a partir de la década del noventa, en el paisaje urbano. Motivos recurrentes, presentes tal vez no en todos los poetas pero sí en algunos: la cuestión de la lengua y la poesía misma, la cuestión del exilio y el viaje, la política, la memoria, el trabajo, y obviamente, como en toda poesía, las relaciones humanas.