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Museo Nacional de Arte Oriental

Nuevos saberes para un nuevo museo

Un diálogo entre nuestra colección y los adultos mayores de la comunidad Nikkei en Argentina en el marco del programa Our Collections Matter del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales (ICCROM).

Por Tomás Dotta*

En diciembre del año 2022, después de cincuenta y siete años en el Palacio Errázuriz Alvear, el Museo Nacional de Arte Oriental reabrió sus puertas en una nueva sede, dentro del Centro Cultural Borges. El proceso de mudanza y reapertura implicó más de dos años de trabajo, durante los que se planificó el movimiento de sus más de tres mil piezas, teniendo en cuenta la diversidad de origen, materialidad y tamaño de su colección. Por otro lado, se llevó a cabo el diseño, construcción y adecuación del espacio nuevo, que debía albergar exhibiciones, programas públicos, la reserva de colecciones y las oficinas de trabajo del personal de la institución.

De todas maneras, la mudanza y la construcción del nuevo espacio consistieron solamente en el puntapié de lo que el Museo tenía entre sus planes. Los desafíos eran muchos. En primer lugar, lograr una exhibición principal de su colección que diera cuenta de los lineamientos narrativos del museo en su nueva etapa. Esta propuesta, denominada Oriente Todo, debía dar cuenta de la misión, la visión y la relevancia de un museo como el MNAO en el siglo XXI.

De igual importancia era el desafío de reencontrarse con el público. Por un lado, con aquel que ya conocía al museo y lo frecuentaba presencial o virtualmente. Este primer grupo constituye el núcleo duro de nuestras propuestas, dado que se trata de un conjunto de personas afines a las prácticas culturales de los países de Oriente. Sabíamos que contaríamos con su presencia una vez que reabriéramos las puertas, por lo cual pensamos distintas propuestas que pudieran recibirlos del mejor modo.

Por otro lado, el museo recibiría la visita de personas que llegaban por primera vez. En este grupo, un poco más diverso, ubicamos tanto a quienes se acercan por curiosidad como a quienes lo hacen por alguna actividad o exhibición en concreto; a personas de todas las edades y procedencias; a turistas internacionales que están de paso y a miembros de las comunidades de los países de referencia (China, Japón, Corea, India, entre otros).

En este contexto de redescubrimiento del vínculo del museo con sus públicos, y de la necesidad de adecuar la narrativa con la que presentamos nuestras colecciones, decidimos aplicar para participar de la iniciativa Our Collections Matter, del Centro Internacional de Estudios para la Conservación y la Restauración de los Bienes Culturales (ICCROM). Esta institución, de renombre internacional, se dedica a la preservación del patrimonio cultural en todo el mundo, a través de programas de formación, información, investigación y cooperación.

Ernesto Kimura, participante del programa Our Collections Matter

Our Collections Matter es un programa lanzado en 2020. Busca concientizar respecto del desarrollo sostenible, haciendo foco en las buenas prácticas profesionales para el manejo de las colecciones de museos y otras instituciones patrimoniales. El marco teórico de su acción es el de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), propuestos por UNESCO en su agenda 2030. Aprobados por las Naciones Unidas en 2015, “constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”.

Nuestro proyecto, denominado Mi Oriente Propio, fue seleccionado para participar en una serie de seis encuentros de talleres e intercambio entre participantes de otras treinta instituciones de todo el mundo. Para desarrollarlo, nos enfocamos en el punto décimo de los ODS, que refiere a la reducción de las desigualdades y en su apartado segundo insta a “empoderar y promover la inclusión social, económica y política de todos, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o condición económica o de otro tipo”.

El objetivo de nuestro proyecto consistió en vincular objetos de la colección del museo de origen japonés con las vidas de quienes participaron del proyecto, para generar nuevas narrativas alrededor de nuestra colección. No se trata de saberes objetivables o de corte científico sobre las piezas seleccionadas, sino de tender puentes emocionales con las vidas de estas personas, sus historias personales y los de su comunidad, de la que pueden dar cuenta con las prácticas y tradiciones.

Decidimos trabajar con un grupo de adultos mayores de la comunidad Nikkei (descendientes de japoneses) en Buenos Aires, nucleados en la Asociación Japonesa en Argentina, institución con la que el museo guarda una estrecha relación desde hace muchos años.

Ernesto Kimura en el Museo Nacional de Arte Oriental con objetos japoneses de la colección

De este modo, el proyecto busca resolver dos metas concretas del museo: el acercamiento a las comunidades (en este caso la Nikkei) y en particular a los adultos mayores, generando actividades de encuentro e intercambio, por un lado. Y, por otro, el desarrollo de nuevas narrativas en torno a nuestro patrimonio (del tipo participativo), en las que la importancia de las vivencias adquiere una relevancia históricamente no tenida en cuenta por los museos.

El trabajo implicó distintas etapas. La primera, el contacto con la Asociación Japonesa en Argentina, la presentación del proyecto y el primer diálogo con las personas que decidieron participar. En segundo lugar, la selección de piezas de origen japonés de nuestra colección que pudieran vincularse con la vida cotidiana de familias japonesas inmigrantes de principios y mediados del siglo XX. Para ello, seleccionamos obras de arte, pero también objetos de uso cotidiano. El museo cuenta con un patrimonio que incluye desde estampas ukiyo-e , porcelanas, kimonos y armaduras samurái hasta juguetes, adornos para el cabello y muebles.

De esa lista, los participantes eligieron los objetos que más resonaban en su experiencia personal, familiar o comunitaria. Y así, en encuentros pautados con preguntas y modos de acercamiento que surgieron con el uso de la Caja de herramientas de ICCROM, logramos registrar tres testimonios de personas que entrelazaron sus biografías personales con nuestra colección, generando nuevos relatos sobre nuestros objetos, que serán dados a conocer durante 2024 en nuestras redes sociales.

El proyecto tiene en su horizonte ampliar esta serie de relatos a otros objetos y a individuos de otras colectividades de referencia, como la coreana o la china. La creación de saberes compartidos con las comunidades es uno de los ejes fundamentales de trabajo de nuestro museo.

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*Tomás Dotta es Magister en Políticas Públicas (FD-Universidad Austral) y Licenciado en Artes (FFyL-UBA): es además egresado de la carrera de Realización de Cine y TV (Centro de Investigación Cinemeatográfica). Desde 2007 trabaja en gestión cultural. También escribió artículos académicos y guiones para cine. Actualmente se desempeña como Coordinador General del Museo Nacional de Arte Oriental.