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Museo Nacional de Arte Oriental

Dia Mundial del Uchinanchu

Celebramos el día del okinawense con un recorrido por la historia de la isla y las características de su comunidad.

Por Manuela Trejo Arakaki

El 30 de octubre se celebra el Día Mundial del Uchinanchu, gracias a la iniciativa y el trabajo conjunto de jóvenes nikkei y el gobierno de la prefectura de Okinawa, Japón. Esta fecha conmemorativa tiene como objetivo afianzar los lazos entre los okinawenses y sus descendientes residentes en las comunidades de ultramar. A su vez, se intenta preservar la cultura autóctona, fruto de su historia como el Reino de Ryukyu. 

La prefectura de Okinawa se ubica al sur del archipiélago japonés, y fue hasta el año 1879 un reino independiente. Luego de su anexión a Japón durante el proceso de la Renovación Meiji (1868-1912), pasó a llamarse Okinawa o Uchina en su idioma local, el uchinaguchi. En ese tiempo, el gobierno japonés hizo grandes esfuerzos para adaptar a los okinawenses dentro de la cultura japonesa. De esta manera, se prohibió el uso de la lengua, así como de algunos elementos de la religión y cultura ryukyuenses. A partir de ese momento, una gran cantidad de okinawenses emigraron a diferentes regiones del mundo. En la actualidad, se estima que la comunidad transnacional uchinanchu cuenta con alrededor de cuatrocientos veinte mil miembros.

Durante la Guerra del Pacífico (1937-1945), Okinawa se vio enormemente afectada por los combates entre Japón y Estados Unidos ocurridos dentro de su territorio. En este conflicto bélico se libró la llamada Batalla de Okinawa (1945), que supuso la aniquilación de una cuarta parte de la población de la isla (aproximadamente ciento veintidós mil personas). Como consecuencia, una segunda oleada migratoria se desplazó hacia nuevas tierras. En Argentina se instalaron muchas familias okinawenses, y que hoy constituyen un 75% por ciento de los miembros de la comunidad japonesa en su totalidad.

Santuario de Naminoue, Naha. 

¿Qué fue el Reino de Ryukyu? 

La historia del reino comienza en el siglo XIV, con la unificación de los tres dominios que regían el territorio. Chuzan (中山) o el reino del centro, gobernado por el rey Sho Hashi, logró quedarse con la hegemonía de las islas gracias al apoyo del emperador Ming de China. A partir de ese momento, pasó a llamarse Reino de Ryukyu (1429-1879) y fue durante siglos un territorio autónomo, con periodos de gran prosperidad. Desde su origen, se estableció como reino tributario de China, y en 1609, a partir de la invasión del feudo de Satsuma (hoy prefectura de Kagoshima), pasó a ser reino tributario también de Japón. A su vez, mantuvo vínculos con Corea y países del sudeste asiático gracias a las rutas navales trazadas por comerciantes y diplomáticos. La principal fuente de riqueza del reino provenía de los intercambios con estos países, porque su ubicación geográfica la convertía en un punto estratégico en la región. De esta manera, la intensa circulación de bienes culturales que pasaban por su territorio permitió que Ryukyu enriquezca su acervo artístico, modelando nuevas técnicas y formas, como textiles, laqueados, cerámicas, y vidrios, desarrollando una sofisticada producción artesanal que subsiste hasta la actualidad.

Recreación del ritual de la visita del rey a los templos durante la bienvenida al año nuevo, Shuri.
 

El castillo de Shuri, hoy Patrimonio de la Humanidad, fue la sede del reinado de las dinastías de Ryukyu. Dentro de los sitios que se conservan de aquella época, se hallan los castillos o gusuku, residencias satélites del rey, así como de otros señores o anji; tumbas reales, y santuarios o utaki. La arquitectura presenta características únicas, con elementos tomados de la cultura china. En los sitios sagrados también se puede observar esa particularidad de Ryukyu, porque el sistema religioso nacido en las islas es propio del lugar. Desde sus orígenes, la religión y el Estado estuvieron intrínsecamente ligados a través de un sistema dual, donde el rey representaba el poder político y su hermana mujer era la regente del culto, la cabeza de las sacerdotisas o noro. El culto a los antepasados es una de las bases fundamentales en la religión okinawense, y en la actualidad se pueden encontrar estas prácticas religiosas aún fuera de la prefectura, en las comunidades de migrantes. 

Castillo de Shuri, sede de la corte real del Reino de Ryukyu

Comunidad okinawense en la Argentina

Los okinawenses que migraron a nuestro país durante el siglo XX formaron una red de asociaciones e instituciones, que ayudaron a construir lazos de solidaridad y camaradería, y fomentaron la supervivencia de la cultura. En la actualidad, la comunidad uchinanchu argentina cuenta con aproximadamente cincuenta mil miembros. Sus descendientes continúan con las prácticas artísticas y religiosas okinawenses, tanto en lugares de reunión, como también en espacios de enseñanza y difusión de su cultura. 

La prefectura de Okinawa, así como entidades gubernamentales de Japón, ofrecen becas de estudio de estas prácticas, que posibilitan que las nuevas generaciones aprendan diferentes aspectos de la cultura okinawense. A su vez, la comunidad uchinanchu ha abierto sus puertas a todos aquellos interesados en conocer sobre sus prácticas artísticas, su gastronomía, así como también el karate, que cuenta con muchos adeptos en el país y en resto del mundo. 

El espíritu okinawense puede resumirse en uno de sus más famosos proverbios: “Ichariba-choode”. En uchinaguchi, significa literalmente “una vez que nos conocemos, nos convertimos en hermanos y hermanas”. Es por ello, que cada cuatro años se realiza en Okinawa el festival Uchinanchu Taikai, donde la prefectura invita a todos los migrantes y descendientes del mundo, así como a los okinawenses de corazón, a que se reúnan y celebren juntos su cultura, su historia, y su hermandad. 

Grupo de ex becarios de la prefectura de Okinawa (Okiryukai), Día del Uchinanchu 2023
Fotografías
© Oficina de Visitantes y Convenciones de Okinawa
© Oficina de Visitantes y Convenciones de Okinawa
© OCVB 
© Jason Kung